En noviembre de 2000 tuve el gusto de conocer personalmente a Alfonso Zapater y la satisfacción de presentarlo como invitado de honor y conferenciante en la Sala Costa del Centro Aragonés de Barcelona con motivo del homenaje que la Peña Turolense rendía a los andorranos: José Iranzo y Pascuala Balaguer. Tras exponer una visión panorámica de la amplia y variada obra de temas de profunda raigambre aragonesa del Sr. Zapater, éste comenzó su disertación sobre la jota cantada. Su enciclopedia sobre la Historia de la Jota Aragonesa (III tomos) y el libro sobre José Iranzo le daban sobrada autoridad para ilustrar cumplidamente a los afortunados presentes sobre la jota y su devenir histórico.
En mayo de 2002 la misma Peña Turolense organizó un acto cultural y una cena homenaje a los Turolenses de Mérito: Don José Iranzo Bielsa “El Pastor de Andorra”, Don Alfonso Zapater Gil y Don Javier Zaragoza Aguado (actual Fiscal de la Audiencia Nacional)
Ambos acontecimientos dejaron un grato recuerdo en los más de 200 comensales que asistieron a cada uno de los dos actos. Se cantaron muchas jotas durante el festival que siguió a la cena y aún recuerdo una sencilla que se dedicó a Alfonso Zapater y que hacía referencia a sus orígenes:
Un turolense de mérito
es Alfonso Zapater:
jota, Aragón, Albalate
y hasta Urrea de Gaén.
En su personalísima sección diaría El Solanar –cajón de sastre de noticias breves- del "Heraldo de Aragón" recogerá estos actos con palabras afectuosas hacia sus paisanos residentes en Baracelona.
Alfonso Zapater en el centro de la imagen (Turolense de Mérito, 2002) |
Alfonso nos ha dejado:
Alfonso Zapater nos ha dejado a los 74 años de edad, pero su recuerdo, el calor de su trato y sus obras serán imperecederos. “Que la personalidad de los pueblos permanezca intacta sin temor a perderla un día, por culpa del descenso de habitantes...” Con este texto, lleno de sensibilidad y solidaridad con el despoblamiento turolense, a propósito de la Asociación Cultural El Hocino de Blesa, en las Cuencas Mineras, terminaba Alfonso Zapater su última crónica dos días antes de morir.
Ya desde muy niño, en su Albalate natal, o en Urrea de Gaén, de donde también se consideraba originario aspiró a ser escritor y luego torero; es decir, tenía afanes de inmortalidad. Antón Castro en una entrevista que le hizo nos recuerda que por distintas razones, los Zapater alquilaron el molino de Aguaviva, que está muy cerca de Mas de las Matas, y allá se fueron. “Mas de las Matas fue muy importante en mi vida: allí conocí a mi profesor fundamental e inolvidable, José Miguel Balbín, que aún vive a sus 91 años. Allí hice mi primera comunión y allí empecé a escribir versos con nueve años. Y organizaba mis primeros recitales” De niño se crió en una ambiente en el que la jota desempeñaba un papel relevante: en Urrea, su padre, Alfonso Zapater Cerdán, amigo de José Oto, ejercía de molinero en Aguaviva, aunque también era formidable bailador, ganó el máximo galadón de baile en siete ocasiones y fue el creador de la conocida Jota de Albalate. La madre también cantaba con gusto. Alfonso, receptivo a la influencia familiar, heredará su amor a la jota, a la que posteriormete dedicaría una voluminosa y documentada historia. Paralelamente se iniciaba en la lectura precoz de autores clásicos y en la poesía de corte intimista y sentimental apuntando buenas maneras y que el tiempo acabará perfilando y consolidando.
Torero:
La tremenda conmoción social que supuso la muerte del mítico Manolete (Linares, 1947) y lecturas sobre toros pudieron provocar en Alfonso adolescente una afición taurina llena de sueños y urgencias. A los 17 años empezó a entrenar, asistió a los consabidos tentaderos y recibió algunas clases de toreo de salón. En la primera ocasión que le dieron el capote, la muleta y le echaron una de las vacas se quedó impasiblemente estoico. Acabó, tras algunos quiebros, en el suelo, pero la pasión incipiente, lejos de desvanecerse, se incrementó. Era muy delgado y alto. La gente de su entorno le empezó a relacionar con Manolete por su seriedad y quietud ante los astados.
Sus primeras novilladas, a partir de los 17 años, tienen lugar en modestas localidades, sobre todo aragonesas. Su apoderado lo llevó posteriormente a torear a Valladolid, Castellón, Barcelona, Badajoz, Cáceres…Llegó a intervenir en más de una treintena de festejos compartiendo cartel con figuras reconocidas. Se relacionaba con figuras del toreo nacional de primera línea, pero no le satisfacía el ambiente y la realidad del mundo del ruedo y sus trastiendas tenían poco que ver con las expectativas y los sueños de adolescente. El novillero convivía con el periodista, con el poeta, con el escritor. Le conocían como el torero-poeta. A los 19 años abandona el toreo. Siempre pensará que en la fiesta nacional el toro es lo más sano y noble.
Escritor:
Deja el toreo, pero decide quedarse en Madrid porque allí están sus otros intereses, la literatura, el teatro, el periodismo. De momento, hace el servicio militar de tres años en el Ministerio del Ejército. Su relación con el periodismo empieza en "Pueblo", en tiempos de Emilio Romero. Tenía varios programas en Radio SEU (luego Radio Juventud). Alfonso aprendía de todos, siempre se consideró un aprendiz, nunca un maestro. Lo suyo, como periodista, era el periodismo de calle, el reportaje, la entrevista. Pero estaba también la literatura. En Madrid, no se perdía ningún acto literario: tertulias, recitales, etc. Alfonso tuvo en la capital su particular bohemia. Y trabajaba a salto de mata en diversos medios.
Confieso mi debilidad por la literatura y por eso, aún tratando de ser esquemático, no puedo resistir la tentación de hacer una reseña estructurada de su escritura copiosa y polifacética.
Género dramático: Alfonso aspiraba a ser dramaturgo. Y consiguió estrenar sus primeras obras: Noche de pesadilla, en el María Cristina, una pieza que, según cuenta Antón Castro en una entrevista que hizo al autor, criticaba el chabolismo de la época. Antonio Buero Vallejo acudió al estreno y le dijo: ‘¿Cómo le han autorizado a usted esta obra? y La Chabola, en el Lara. Y funda el teatro de cámara y ensayo El Corral de la Pacheca.
Otras obras: Yo traigo la luz, Se fue el amanecer, Tío Títeres (Premio Miguel Hernández), Crónica del compromiso (de Caspe), Aragón para todos (poema dramático) y Resurrección y vida de Joaquín Costa (título con resonancias bíblicas donde se expone la esencia y vigencia del ideario del ilustre polígrafo.
En Madrid conocerá a la actriz Pilar Delgado, actriz y rapsoda, de familia teatral, con la que contrajo matrimonio y tuvo cinco hijos. Pilar, que fundó y dirigió la compañía La Taguara, pondría en escena, durante años, tres obras de Alfonso y recitará de memoria muchos de sus poemas. Ya en Zaragoza dirigirá el Aula de Teatro de la Comisaría de Extensión Cultural.
Género lírico: Publica cuatro libros de poemas (Tristeza, Dulce sueño eterno, Julio y Ramillete). En 1978 obtiene el Premio San Jorge de poesía por Hombre de tierra.
Género narrativo: El hombre y el toro (Premio Novela Corta Padre Llanas, 1975), El pueblo que se vendió (Premio Ciudad de Barbastro) –ambas de temática rural, despoblamiento, indefensión frente al poder...- Siembra (Premio San Jorge, 1978) de contenido social, Viajando con Alirio (Premio Ciudad de Jaca) El accidente, finalista del Premio Nadal 1981, Los sublevados –sobre los capitanes republicanos de Jaca: Fermín Galán y García Hernández- La ciudad infinita, Afirmación del ser, Yo falsifiqué el Guernica, Tuerto Catachán...
Género ensayístico-periodístico: Sin duda el campo de acción que le ha dado más notoriedad. Alfonso Zapater es sobre todo periodista. Las responsabilidades familiares lo traen de nuevo a casa, a Zaragoza. Colabora en Radio Juventud, con el diario "Amanecer", donde hace reportajes de riesgo, corresponsal de Europa Press y diario vespertino de la redacción aragonesa de "Pueblo”. Hasta que en 1966 ingresa en “Heraldo de Aragón” donde permanecerá hasta el reciente final de sus días durante más de 40 años de fecunda y variada labor. Empieza a escribir una página diaria, "Zaragoza al día", donde se mezcla el reportaje, la crónica, la entrevista y el comentario o la opinión. Zapater revoluciona la práctica periodística de la época con su capacidad de trabajo y la diversidad del mismo. A la vez, hace grandes reportajes donde palpa la actualidad de los municipios aragoneses. Su serie "Aragón, pueblo a pueblo" (introducida por el Premio Nobel Camilo José Cela, XVIII volúmenes –2ª edición- con 1350 núcleos de población) se convierte en una gran panorama de la vida regional donde ningún núcleo de población está ausente.
Otras obras: Historia de la jota aragonesa (III tomos), Desde este Sinaí (Costa en su despacho de Graus), Aragón, ruta de la sed (Prólogo de Ramón J. Sender), Esta tierra nuestra (VI tomos), Líderes de Aragón siglo XX ( IV volúmenes),...
Amigo entrañable:
Juan Domínguez Lasierra, compañero de Alfonso Zapater en el Heraldo, haciendo gala del profundo conocimiento que tiene de él, le dedicó un hermoso articulo el pasado 31 de mayo y de él recojo estas palabras como colofón de este modesto artículo: “fue un hombre de convicciones fuertes, cordial, amistoso, amigo de mucha gente”. Los que tuvimos la fortuna de conocerle corroboramos estas palabras.