El regreso del Comendador

El pueblo de Mas de las Matas se vuelca con El regreso del Comendador 2007

Edurne Guevara

Con la fiesta conmemoración de "El regreso del Comendador" Mas de las Matas marca un antes y un después en el año social y cultural del pueblo; pero además con esta recreación histórica termina el verano y empieza el otoño, lo que en esta tierra de interior cobra una importancia más que evidente. Las calles quedan quietas, solitarias, más frías y perdiendo luces de manera precipitada.

Vivir la fiesta del Comendador es adentrarse en el libre mundo de la expansión personal. Los personajes se ponen en la piel de sus antepasados masinos y todo, en conjunto, sufre una sufrida metamorfosis que proporciona aliento de integración a visitantes o a los primeros que nos visitan en este fin de semana de septiembre.

Viernes.

Preparando la fiesta para compartirla y gozarla todos.

La sede del Grupo de Estudios Masinos es un ajetreo: gentes que entran y salen presurosas; las encargadas de todo el “sarao” que no paran, ni aunque quisieran; llamadas de teléfono que requieren una atención especial, expresa y casi exclusiva; suspiros cargados de cierto alivio al resolver imprevistos, los últimos preparativos que son los que más cuestan…..

La gente de Mas de las Matas se implica: desde los sufridos autores masinos hasta las pequeñas danzantes pasando por los gaiteros y tamborileros; las cofradías que sacan sus estandartes e incorporan nuevas ilusiones; los guardas y los alguaciles ensayan cierta disciplina casi olvidada; los jinetes miman con esmero a los caballos mientras los cepillan y desde tierras lejanas de Castilla y de Flandes los maestros del arte del esgrima afilan espadas y estilos para tratar de demostrar que en los enfrentamientos existe la dignidad

Una tranquila velada polifónica.

La noche entra como un rayo desde un día de prisas y nervios. La cita es en la Iglesia Parroquial donde la Polifónica Ligera “Santos Paz” de Alcorisa nos espera para ofrecernos todo un repertorio de música coral europea que gira en torno al año 1661.La gente se sienta disimuladamente en los bancos y esperancen disimulada impaciencia.

Estas voces interpretarán piezas polifónicas del periodo que abarca la época clásica del Renacimiento, con todo el apogeo del XVI y del Barroco del XVII. Este periodo temporal, musicalmente hablando, fue muy importante ya que la labor de los compositores cortesanos cobró calidad uniendo su labor de músicos a las de dramaturgo y poeta.

Los oficios religiosos necesitaban una gran conjunción de sonidos y encontraron la solución en la labor de compositores, organistas y vihuelistas que desarrollaron una gran polifonía, partiendo del motete y el madrigal.

Con puntualidad casi británica salieron los componentes de esta Polifónica Ligera para abrir con música vocal Europea el fin de semana en que se conmemoraba “El Regreso del Comendador”, en este caso de Fray Silverio Dolz y Español. Formaron frente al altar ante el telón del retablo antiguo de la Iglesia y se presentan. Silencio que sobresale sobre algún murmullo de duda. Silencio más nítido, nos explican qué vamos a poder escuchar. Más silencio y una respiración contenida. El párroco de Mas de las Matas casi no pestañea, está expectante….son paisanos suyos los que se disponen a cantar en su parroquia.

La Polifónica Ligera de Alcorisa nos brindó una magnífica velada musical ce canto coral con una primera parte dedicada a los compositores europeos y una segunda parte concentrada en compositores españoles bajo la dirección de Mª Pilar Espada y Miguel Omedes.

Sábado.

El anuncio más concurrido y esperado.

La mañana amaneció con el contraste de la gente en una calle y un ambiente rodeado por la tenaz amenaza de la lluvia, incluso chispea un poco. La Peña de la Asociación de solteros de Mas de las Matas está emocionada, ya que aprovechan el día para bautizar a sus dos gigantes. Con ellos para ambientar la mañana están los dulzaineros del Mas y los de Alcorisa con sus gigantes. Los gigantes descansan mientras los dulzaineros afinan sus instrumentos.

La gente ya sale a la calle ataviados como lo hacían las gentes del XVII. El mercado medieval ya está aparente y preparado para atender a los más vespertinos o a los niños que corren con la naturalidad de cualquier día del año de un siglo cualquiera. Los caballos empiezan a prepararse, son esbeltos y aún extrañados con el entorno, repican tranquilidad.

Al cabo de poco las dulzainas y tambores empiezan a despertar el murmullo cotidiano. Los gigantes cobran vida bajo la armonía que le imprimen unos movimientos de humanos invisibles. Recorren una calle estrecha, donde la Artesanía de Eusebio, y llegan a la Plaza de la Iglesia que está llena de gente que esperan el bautismo de gigantes con gran curiosidad. El bautismo deja un ambiente que estalla en alegría y jolgorio…como el que ponen los gaiteros, dulzaineros y tamborileros.

La plaza del Ayuntamiento espera con impaciencia la llegada de la música y de toda la fanfarria que rodea a los gigantes. El Concejo está preparado para asumir el mando de Mas de las Matas que, sin rechistar, le dispensa en nuevo alcalde. La ceremonia tiene un punto emotivo, sobretodo cuando se nos invita a entrar “de lleno” en el Siglo de Oro. Después el Concejo se reúne y preocupado se pregunta qué pasará con la llegada del Comendador….hay muchas dudas y asoman tensiones, éstas se culminan cuando aparece “el ciego” encarándose con “el Justicia” y el Concejo y animando al pueblo a que discrepen del orden establecido. Entre la población, allí congregada, hay murmullos, impaciencia y mucha suspicacia.

Una tarde oficial.

La gente, muchos provenientes de tierras forasteras, se agolpan en torno al molino harinero. El Concejo pasa decidido con la expresión seria, incluso fría. Se dirigen al molino donde ordenan la detención de un vecino del Mas de las Matas, acusado de apropiarse de bienes ajenos. La mujer, desde la desesperación, pide clemencia y enseña a sus hijos…ella nunca podrá llevar el molino sola, pero sus palabras se las lleva el aire y sus alegaciones son ignoradas.

Al cabo de poco lleva el comendador y la calle cobra vida con las danzantes, los colores, los arcos de hiedra,…todos al compás de los dulzaineros del Mas.

 

 

El encanto del Mercado de Oro.

La mañana en que el mercado se montaba, en Mas de las Matas ya se respiraba algo especial…. Empezaron a aparecer los primeros curiosos y algunos hasta se atrevieron a hacer preguntas a feriantes y comerciantes. Habían muchos sitios de vecinos del Mas, muchos y variados. Los productos expuestos y a la venta, también eran variados. La gente le echaba un vistazo al producto y preguntaban, enseguida, su precio. Pensaban un instante para casi siempre pensar que era más bien caro, pero acababan realizando un ejercicio de autoestima y a adquirir el producto. Se iban sobre sus pasos con una alegría contenida, en el Mercado del Siglo de Oro de Mas de las Matas había encontrado un objeto, un recuerdo que en aquel momento le hacían el ser más especial del mundo.

El mercado es el corazón social de Mas de las Matas en la fiesta anual del Regreso del Comendador es el corazón social y el punto de encuentro de gentes: vecinos del día a día; de masinos venidos de otros rincones y de forasteros que visitan el pueblo, sumergido en su etapa de Oro, como habituales o como primerizos.

El gran ágape.

La noche masina del Comendador siempre es especial, muy especial. Empieza con la llegada del Comendador y de su comitiva escoltada por guardianes y alguaciles con antorchas que señalan el camino a seguir. El salón de la gran seca está preparado con muchos vecinos que esperan con un aire adentrado, ya del todo, en el Siglo de Oro Masino. La música emociona y remontan tiempos pretéritos, viejos y casi vetustos….Los aplausos nos sacan de los ensimismamientos y lo hacen acariciando nuestros argumentos interpretativos. Allí más que nosotros mismos, somos aquello que hubiésemos querido ser en aquellos días lejanos. Nos aposentamos y el murmullo, alto y acelerado, de los presentes retruena como una sintonía alegre y descarrilada. Los camareros desfilan, cual modelos de moda fuesen, por los pasillos para servirnos los platos. La gente ni comiendo para de hablar, gesticular, reír…la vida en todo su apogeo. Sólo por eso vale la pena vivir esta fiesta, desde la convivencia.

Noche oscura en el Mas, iluminada por el fuego.

La noche del Comendador, en el Mas, es como todas las noches: oscura, pero con algo especial. A esta noche le dan luz especial cuando apagan las luces públicas del pueblo para que los miembros del Correfocs recorran las calles, adelante y atrás de masinos, masinas, visitantes que juegan con las luces, los ruidos de los cohetes, las carreras, algún empujón y el intentar esquivar algún pequeño indicio de quemazón que a la mañana siguiente se suele delatar con un agujero, de circunferencia negra, en la ropa. Todo esto del fuego que corre y de las explosiones que van y vienen gustan siempre de una manera especial, así la noche se cierra especialmente emocionante, pero sólo momentáneamente….

La velada de los Gentilhombres.

Los Gentilhombres se reúnen en un gran edificio, casi fortificado. Allí la noche va a ser tan larga como explosiva….sólo decir que la mayoría de los presentes refiere un silencio cerrado y parco hacia todo aquello que se juegue en aquella casa conocida como “El Palomar”. Lo dicho, mejor callar.

Domingo.

Mas de las Matas: misa cantada y en latín.

El domingo amanece tranquilo y las caras denotan un rasgo de cansancio mientras pasean alrededor del Mercado y esperan la llegada del Comendador y sus acompañantes. La Iglesia también se va llenando de feligreses y el coro es el rincón escogido por los amantes de la cámara y la foto. La homilía es en latín y los cantos, que se remontan a aquella época, son fruto del esfuerzo de la Coral Polifónica de Alcañíz. La mañana se siente como un día festivo en todas sus proporciones y dimensiones. El toque de campanas llama a la comitiva del Comendador…los toques se mezclan con los cascos de los caballos elegantes y vistosos. La temperatura es magnífica y el cielo no es tan amenazante como el día anterior…así que la gente pasea tranquilamente. Mientras los asistentes y feligreses oran, los maestros del arte de la esgrima escenifican combates llenos de intensidad, pero también de camarería.

Pronto la gente empieza a salir a la calle y se agolpa alrededor de la puerta…Es la señal, el Comendador estará pronto en la calle.

El Mas despide con brío al Comendador.

El pueblo de todas las edades espera mirando a la puerta. Lo más pequeños son aupados por sus padres, las niñas se sientan en el suelo y ponen expresión coqueta….cualquiera les dice que se aparten. Los mayores salen con cuidado….a estas edades hay que saber siempre donde se ponen los pies. Las espadas pasan a manos de la guardia. El Comendador saluda y su procurador hace lo propio….el resto de comitiva, con el Justicia a la cabeza, se muestran contentos y orgullosos de sus gentes. El carruaje está listo y allí se suben el Comendador y Procurador. Los gaiteros están dispuestos, los espadachines, la caballería….se inicia la despedida desfilando, por las calles. y el pueblo se volca con el Comendador. Del cielo se deslizan papelillos de todos los colores, serpentinas que se alargan y pétalos de diferentes aromas. El Comendador se sorprende ante esta cálida despedida. Durante un buen rato el tiempo parece congelarse en Mas de las Matas. Sin duda, es el acontecimiento más emotivo de este fin de semana. Después de la despedida, los masinos y masinas, se dispersan como si algo en ellos se hubiese evaporado.

Tarde con espectáculo con Mudayán.

Un espectáculo inédito en el Mas hizo acto de presencia: sensibilidad y gusto … así podríamos definir al espectáculo que protagonizó Mudayán como un torbellino de ritmo, filosofía, relajación, movimiento y explosión de cuerpos que cobran, bajo la sugerente música, un sentido lejos de lo caótico. Mudayán nos enseñó lo necesario que es la quietud, la tranquilidad y la respiración tan pausada como acompasada. Los velos de colores rozaban el aire como si jugasen con él, como si fuesen nubes en lugar de telas suaves, transparentes y casi aterciopeladas y sus cuerpos de piles venidas del verano nos mostraban que el movimiento, nacido del interior, siempre es algo más que detonante de belleza. El movimiento de Mudayán venía de dentro y de su sentido tan sensible como sublime.