Cazarabet conversa con... Miguel Calatayud, Premio Nacional de
Ilustración 2009 por el conjunto de su obra
Miguel Calatayud es de los autores
que en ilustración y dibujo más llama la
atención desde nuestro rico universo de la edición gráfica y esta consideración
va más allá de nuestras fronteras. Así es que cuando el amigo Diego Arribas,
profesor de la Escuela de Arte de Teruel, nos dijo que podría hacernos de
puente para ver si sería posible que Miguel Calatayud expusiese en la Sala
Virtual del Museo de Mas de las Matas, nos hizo especial ilusión y es que, en
la actualidad, hay muy pocas personas que puedan igualar lo que ha conseguido
Calatayud a lo largo de su vida como creador. En el enlace de la wikipedia lo podéis leer y comprobar… ha llegado a cotas
que ni él mismo, creemos, pudo llegar a pensar o, quizás, soñar… pero aquello
que más nos entusiasmó es lo que transmitía y transmite cada una de las
creaciones de este artista valenciano.
Es un hombre afable, de voz pausada
que escucha y que atiende de una manera tranquila y que transmite esta
tranquilidad hasta el infinito y como diría la animación: ¡y más allá!... así
nos lo pareció desde un primer momento y un primer encuentro telefónico…. así
que la colaboración fue, y está siendo, amable y enriquecedora. Esperemos que
os haya gustado la selección que a modo de presentación nos ha hecho Miguel
Calatayud de su obra y que ha reunido bajo el título de "Imágenes
Compartidas". Disfrutad y compartid porque no se tiene todos los días una
exposición de este calibre, desde lo virtual sí, pero hacia cada uno de
nuestros sentidos, porque la obra y la creación de Calatayud se saborean por
todos los sentidos y desde cada uno de sus ángulos.
Miguel
Calatayud en Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Calatayud
Cazarabet conversa con Miguel Calatayud
- Miguel, ¿es lo tuyo verdadera
pasión por la expresión mediante el dibujo, la imagen, la ilustración?
El asunto visual es ya fascinante desde la
posición de espectador y del todo emocionante cuando la simple afición se
convierte en dedicación profesional creativa. Hay quien piensa que en
ilustración nos limitamos a fabricar imágenes por encargo a partir de textos o
al servicio de cierta demanda de carácter más o menos comercial. No es así.
Decía Orson Welles que
odiaba la palabra "creación" porque le parecía demasiado pomposa,
pero que no había más remedio que utilizarla.
- ¿Por qué tiene tanta fuerza la
imagen…?
Vivimos inmersos en ella y, probablemente, no
nos prepararon del todo para semejante situación. En el caso de la pequeña
parcela que corresponde a los libros ilustrados es curiosa la eterna cuestión
de si las imágenes anulan la capacidad imaginativa del lector y cosas por el
estilo. El tema se pone interesante cuando preguntamos si alguien puede
concebir una obra perfecta como El
principito sin los dibujos de Saint-Exupéry. Es
probable que El Quijote no tendría
que haberse ilustrado nunca porque su valor literario es tan sublime que
cualquier aportación gráfica resulta grotesca e inadecuada; pese a ello hay que
admitir que la figura del hidalgo es un caso especial de imagen reconocible a
escala universal, reconocimiento, por supuesto, ajeno a la lectura del libro.
- ¿Desde cuándo recuerdas haberte
sumergido en ese mundo apasionante…?
Dibujaba sin ningún tipo de criterio ni
preparación, con tendencia a ilustrar relatos (algunos de invención propia que
jamás llegué a completar), temas musicales, caprichos y ocurrencias, etc. La
experiencia en Artes y Oficios (los Centros de Arte y Diseño se llamaban así en
los años 50) y Bellas Artes fue decisiva.
- ¿Qué significa para ti el ser
uno de los ilustradores más galardonados de los últimos años y, todavía, en
activo y con esa energía…?
Es un privilegio poder dedicarnos a lo que
nos gusta y a la vez nos divierte. Aunque conviene matizar que ese aspecto
divertido al que me refiero conlleva grandes dosis de soledad y, a veces,
también de incomprensión; sin olvidar otras complicaciones relativas a la
supervivencia y a la sociabilidad en general. Respecto a los premios y
reconocimientos todo está muy bien y hay que agradecerlo. Recibirlos es
bastante satisfactorio. Cualquier signo de relevancia es importante para la
profesión, sobre todo si se tiene en
cuenta que no formamos parte de las tertulias televisivas ni solemos ser objeto de atención habitual en los
medios.
- ¿Cuándo recuerdas haber
empezado a sentirte como dibujante, ilustrador….?
El inicio de
mi actividad profesional puede fijarse al principio de los años 70.
- Miguel, en un ilustrador o en
su concepto de entender la ilustración, ¿qué prima más la “maña” para con el
lápiz, la pluma, plumilla, pincel….o la más pura de la imaginaciones?
En principio funciona un hallazgo, una idea.
Luego está la forma de presentar esa idea. Cuando se trata de ilustrar un texto
ajeno aceptamos un "tema" (la experiencia se presenta favorable si
resulta atractivo y próximo a nuestro "mundo") en el que nos
proponemos intervenir. Ahora bien, el "tema" literario es algo muy
distinto a la "idea" gráfica. Con esto trato de indicar que el valor
de la imagen es algo propio con auténtico sentido de "autoría". Desde
mi punto de vista, el hallazgo imaginativo se produce en el momento preciso de
partida sobre el papel (o la pantalla del ordenador) en blanco. Ahí van
surgiendo apuntes, bocetos, anotaciones personales a tener en cuenta como
observaciones, etc. Con la idea definida, la fase posterior se resuelve según un
proceso de realización en función del estilo de cada cual, la técnica empleada,
los materiales... En cualquier caso, si bien es cierto que la torpeza
resulta inadmisible, también debe
tenerse en cuenta que la facilidad en la ejecución del trabajo no aporta nada
sustancial y quizá no pasa de ser una
especie de obligación profesional. Ni más ni menos que una exhibición de
habilidad adquirida con la práctica.
- Has ilustrado libros, ¿cómo es el
procedimiento: te llama el editor del libro que desea ilustrar…? y tú,
entonces, ¿ cómo vas procediendo?
Al aceptar un encargo debemos ser capaces de
hacer nuestro un texto ajeno. La voluntad de apropiación es algo tan necesario
como estimulante. Hay que moverse en un territorio personal y reconocible.
Puede ocurrir (y de hecho ocurre con frecuencia) que el tema a desarrollar
parezca demasiado distante a nuestras preferencias, pero esto puede convertirse
en aliciente. La documentación y el esfuerzo puesto en algo que resulte
novedoso son factores que, sin duda, contribuirán en gran medida a enriquecer
nuestros recursos. En la práctica, el procedimiento que yo empleo se desarrolla
de la siguiente forma: estudio y boceto general de todo el guión gráfico (tal
cual un storyboard cinematográfico); estudio y
bocetos de personajes y ambientes; composición de escenas con anotaciones de
color; traslado de cada composición al soporte como original definitivo;
trazado a tinta china; coloreado mediante acuarelas; retoque final en el que
pueden intervenir lápices de colores.
- No debemos confundirnos:¿qué
diferencia una novela gráfica de un cómic, otra de las facetas que también has
trabajado?
El autor de cómics realizaba su trabajo por
entregas que aparecían periódicamente en publicaciones especializadas. Esas
publicaciones fueron desapareciendo y nos encontramos con el siguiente panorama: por una parte,
lectores infantiles que ya son adultos y quieren seguir leyendo tebeos; por
otra, nuevos guionistas y dibujantes decididos a trabajar en historias
gráficas; también la propia evolución del género a la busca de otros
contenidos. La novela gráfica es el resultado de todo esto: el autor (o
autores) trabaja de un tirón; el editor publica la obra de forma normalizada
como libro destinado a distribución y librerías; los viejos y nuevos lectores
aceptan de buen grado historias alejadas de los clásicos clichés, más próximas
a la narrativa literaria y al cine de "autor". En otros tiempos, el
cómic seguía de cerca los éxitos de la pantalla y ahora resulta que es el cine
el que anda detrás del cómic.
- Porque, además, un libro
ilustrado es algo también diferente a las otras dos “corrientes” artísticas y
expresivas (que antes mencionábamos), ¿no?…
En un cómic es necesario mostrar todo el
contenido y aspectos del relato. En cambio, en el libro ilustrado elegimos "momentos" o situaciones según
nuestro criterio. Tenemos libertad para ocultar elementos y conceder
protagonismo a otros. Claro, esto es posible si se trabaja libremente (la
verdad es que ilustrar un libro sin sentirse libre puede llegar a ser algo muy
desagradable, mejor dedicarse a otra cosa).
- El plantearte la ilustración de
un cartel es otra cosa….porque en una sola imagen has de expresar mucho, allí
debe estar condensado todo ¿Cómo lo consigues?
Lo que decíamos antes sobre el
"hallazgo" visual, en el caso de un cartel adquiere máxima
importancia. Conviene hacer constar que en cartelería
suelo aplicar la ilustración como solución formal; podría emplear otro enfoque
más próximo al puro diseño gráfico, pero apetece relacionar esta especialidad
con el resto de mis actividades.
- Vamos a ver. Cuando participas
en una exposición lo haces con todo y eso nos has gustado mucho: preguntas,
conversas con quien te hace la propuesta, indagas un poco sobre los gustos, lo
que querrían y más allá de esto y después te pones con la selección y
demás…. ¿eres como una especie de “chamán” que utiliza la imagen….?
Cuando se exponen originales en directo hay
que evitar la confusión preparando al espectador en el sentido de que todo
aquello que se muestra es arte de comunicación sin pretensión
"pictórica": imágenes creadas para ser reproducidas, no para colgar
en una pared. Con todo, hay que admitir que la observación del trabajo original
(que tiende a desaparecer por la progresiva influencia de las nuevas
tecnologías) ofrece el atractivo y la posibilidad de poder apreciar la realidad
en cuanto a texturas, técnica, acabado, etc. Defiendo el concepto de diversificación
en creación gráfica. Todo lo que conlleva el cambio de registro, no insistir
siempre en lo mismo y saber adaptarse a la variedad, es algo que a la larga
evita la desgana y el anquilosamiento...
Y conste que confieso gran
respeto por aquel o aquella que decida dedicarse a una sola
especialidad.
- ¿Hay diferencias ,te lo
pregunto al sentarte delante y ponerte a pensar con ello, entre el ilustrar un
libro que te viene en” llengua catalana” y entre la
que te viene en lengua castellana?
Por fortuna, el trabajo gráfico es un
lenguaje universal sin problemas de
entendimiento y relación. Tuve el honor de trabajar con Emili
Teixidor en una versión de Os lusiadas para Proa y es un recuerdo
que viene al caso: original en portugués, adaptación en catalán de Emili, mis ilustraciones (hice un viaje a Lisboa con visita
al Monasterio de Batalha
para documentarme; y no fui a Calicut en La India porque ya me pareció
exagerado); no se hizo por falta de visión, pero podría haberse traducido al
castellano... ¿Y por qué no otra traducción de regreso al portugués de
origen?... Puedo contar otra anécdota
relacionada con mi amigo Carles Cano. Él tiene escrito en catalán un texto
titulado Capgirell, l'ílla llibre. Anaya
decide publicarlo respetando la lengua original y además pide a Cano una
traducción al castellano para otra edición paralela. Y surgen dificultades: el
relato (parecido a un bestiario disparatado) consiste en construir nuevas
palabras, a partir de fragmentos de otras existentes, que dan lugar a una extensa
galería de animalillos representados en las ilustraciones; un conflicto de
mucho cuidado porque la contundencia de las palabras y sus significados no
funcionan igual en lenguas distintas y el conjunto de ilustraciones tendrá que
utilizarse en las dos ediciones sin alteraciones. Carles salió airoso del apuro
y el libro en castellano (Columbeta) quedó estupendo.
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